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Acerca de Somos Mundo

QUIÉNES SOMOS

Somos Mundo nace de la mano de hermanos que desde siempre compartieron el deseo de viajar, descubrir el mundo y disfrutar de las experiencias más exclusivas que ofrece cada destino.

Después de desarrollarse profesionalmente supieron que era el momento de animarse y crear una empresa que ofreciera esos viajes que ellos soñaban hacer con la combinación perfecta de seguridad, asesoramiento, calidad, precio y atención personalizada. 

En la última década, nos hemos convertido en una de las compañías líderes en viajes y experiencias de Iberoamérica.

Somos especialistas en destinos de África, Asia, Medio Oriente, Islas del Pacífico, Latinoamérica, Europa y playas exóticas.

Por eso acercamos a nuestros viajeros propuestas diferentes y maneras alternativas de conocer los destinos exóticos.

¿Por qué viajar con
Somos Mundo?

Garantizamos los mejores viajes a medida en destinos de lujo. Esto lo logramos gracias a los años de experiencia en la industria turística, a escuchar a nuestros pasajeros y a trabajar con los operadores más prestigiosos del sector.

Pedro y Eva Bereciartúa, fundadores de Somos Mundo.

En un mundo donde todo es atendido remotamente y de manera digital, nosotros nos esforzamos por escuchar a cada uno de nuestros pasajeros y hacer que cada expectativa, cada deseo y cada sueño, se pueda cumplir.

MIEMBROS DE

No se trata de cuántos países, sino de cómo y cuándo viajaste.

Mi nombre es Pedro, soy uno de los creadores de este sello y un fiel apasionado por los viajes a los lugares más recónditos del planeta. Al principio, lo confieso: estaba obsesionado con conocer cada rincón de la Tierra. Quería sumar sellos en mi pasaporte, hacer check en todos los destinos posibles, coleccionar experiencias como quien llena una vitrina.

Pedro Bereciartúa

Tuve la suerte de cumplir muchos sueños. Crucé desiertos, caminé por bazares infinitos, dormí en aldeas remotas, navegué por ríos que ni sabía pronunciar. Conocí lugares que ni siquiera imaginaba, como Irán, Kazajistán, rincones de Medio Oriente que me marcaron, y muchos países de Europa, África y América que visité más de una vez. Más de 40 países hasta hoy. Y sin embargo, un día entendí que no se trata de cuántos países recorrés, sino de cuándo y cómo los vivís.

Durante mucho tiempo me aterraba repetir un destino. Sentía que era «perder tiempo», que estaba sacrificando la posibilidad de sumar un lugar nuevo. Pero con los años —y los viajes— entendí que volver también es avanzar. Que la forma de mirar cambia, que uno nunca es el mismo viajero dos veces, incluso si el destino es el mismo.

Uno de los lugares que más me enseñó esto es Sudáfrica, país que visito desde hace más de doce años. A veces por trabajo, otras por placer… o quizá por ambas cosas al mismo tiempo. Y aunque muchas veces repito el mismo lodge, el mismo itinerario, nunca es igual. Nunca un león está en el mismo lugar. Nunca el viento sopla igual entre los arbustos. A veces un leopardo aparece y me encuentra ahí, quieto, mirándolo por horas con los prismáticos, como si el tiempo se detuviera. Cada viaje me transforma. Cada regreso reafirma lo que ya sé: que podría volver una y mil veces.

Entonces, empecé a viajar distinto. Más lento, más presente. Aprendí a saborear los detalles, a quedarme más tiempo en un lugar, a dejar de correr detrás del “fui” y empezar a buscar el “estuve”. Me impresiono una y mil veces con la misma escena si me emociona. Me permito volver a donde fui feliz.

Hoy, sigo soñando con nuevos destinos y con ganas de ver más, de cruzar otras fronteras. Pero ya no viajo con la ansiedad del “checklist”. Ahora me importa cómo quiero estar ahí. Cómo me quiero sentir. Qué espacio quiero dejar para que ese lugar entre en mi historia.

Porque viajar, al final, no es llenar un mapa. Es dejarse transformar, una y otra vez. Y para eso, hace falta elegir no solo el destino… sino el momento, el ritmo y el sentido con el que queremos llegar.

Por qué viajar no es lo mismo en cada momento de la vida.

Me llamo Eva, y soy una de las creadoras de Somos Mundo que reúne todo lo que amo: los viajes, las historias que nos transforman y la elegancia de lo simple. Viajar es mi forma de estar en el mundo. Y aunque lo supe desde siempre, me llevó muchos años entender que no todos los viajes son para todos los momentos de la vida.

Eva Bereciartúa

Recién recibida, me animé a lo que entonces parecía una locura: pasar dos meses recorriendo Rwanda y Uganda, con la emoción intacta de quien todavía no sabe del todo qué está buscando, pero igual lo persigue. Fue libertad pura. Y fue el momento perfecto.

En otra etapa de la vida, llegué a la India. Era un sueño que tenía desde siempre, pero confieso que no estaba lista. Me atravesó con su intensidad, con sus contradicciones, con su caos bello y brutal. Me costó. Me removió. Me obligó a mirarme. No era el momento, pero fue igual. Y aún así, me transformó.

Con el tiempo llegaron otras formas de viajar. Sobrevolar el Masai Mara en globo, con lágrimas cayéndome sin aviso, simplemente por estar ahí. Hacer rutas por el Sudeste Asiático y lugares de Medio Oriente, dejándome llevar por la inmensidad del desierto o los arrozales. Vivir el lujo en lodges de Sudáfrica, donde cada detalle está pensado para que solo te quede agradecer. Recorridos intensos, viajes de negocios, congresos en ciudades que no llegué a conocer más allá de un salón. Y también, esos viajes que fueron escapes, despedidas, comienzos o pausas necesarias.

Hoy mi forma de viajar volvió a cambiar. Ahora soy madre de dos. Y el viaje ya no es solo mío: es compartido, es logístico, es caótico y hermoso.

Es mirar a mis hijos descubrir el mundo por primera vez. Es parar a ver un bicho, una nube, una piedra, y sentir que ese instante lo vale todo. Es elegir destinos no solo por lo que ofrecen, sino por cómo los podemos vivir en familia.

No siempre estamos listos para todos los viajes. Y eso está bien. Hay viajes que te abren, otros que te sanan. Algunos te desafían y otros te abrazan. Pero cuando el viaje y tu momento de vida se alinean, sucede algo poderoso: el viaje se vuelve inolvidable.

Esta nota nació de esa certeza. Porque cada etapa de la vida merece su forma de viajar. Y porque queremos ayudarte a encontrar la tuya.

Bienvenidos a este recorrido y ojalá encuentren acá inspiración para su próximo viaje… y para elegirlo con conciencia.